sábado, 3 de agosto de 2013

TECNOLOGIA, MEDIOS Y EDUCACION:
                              Luego de la lectura de los nuevos apuntes, encuentro que me vuelve a sonar en mi cabeza lo dicho en el programa de la materia, que propone DES-Aprender y RE-Aprender, ya que veo como las nuevas tecnologías están y entraron a nuestra sociedad para quedarse, y no lo tomo, ni tenemos, creo yo, que tomar como algo malo, si vemos o recordamos que todos los cambios o nuevos paradigmas fueron tomados así y finalmente fueron buenos (no olvidemos a invención de la imprenta y lo que generó y así otros tenemos otros tantos ejemplos).
También leyendo los archivos de este modulo coincido que el docente parece tener miedo a la tecnología, a la cultura mediático –tecnológica, pero no a las netbooks o internet por sí solo, sino a que “ven en este aspecto un desafío a su carácter de ^formadores de conciencia^ aun de ^conciencia Critica^”, y es donde yo me pregunto : ¿Cuál es el rol docente que quiero asumir?, yo como profesora me veo en este momento como “Informada” (estoy al día, propongo trabajos con los medios y tecnologías), pero me doy cuenta que quiero usarlas más u sacarle más el jugo a todo esto, si no me voy alejando del alumno.
Por otro lado, como docentes no podemos eludir que somos formadores de conciencia, y ¿Qué conciencia queremos formar?
Tenemos con las nuevas tecnologías y con la comunicación masiva nuevas herramientas para trabajar.
No nos podemos quejar del mundo globalizado, estamos inmersos en él y nuestros alumnos aun mas, tomemos toda esa información, tecnología y  comunicación  a nuestro favor para que veamos en grupo, en conjunto las cosas buenas y también para notar las malas.
Siempre damos nuestras clases de acuerdo a una planificación, una estructura, todo lo nuevo, las culturas masivas, nos ayudan, no son “un palo en la rueda”.
Si nosotros nos quedamos con la visión que la cultura masiva es solo una cultura espectacular y mediática, solo nos quedamos con una parte.
Siempre el emisor necesita del receptor, por eso el primero hace agradable e interesante su discurso, para que haya siempre un receptor; el docente hace lo  mismo, cuando planifica su clase. No nos olvidemos que tanto el discurso de la cultura masiva como el acto que ejerce el docente son políticos, tiene un objetivo ya definido que transmito a través de una idea también definida.
El tema es que ya no somos como Mata advierte “la cultura masiva era la cultura de la manipulación”, por suerte viro a “pensar la cultura masiva en términos de construcción de la hegemonía más en que en términos de dominación”, entonces coincido con Mata, ya que en ese sentido, emisores y receptores, “negocian” aunque sea en forma desigual.
Empezamos a ver que esa “cultura masiva” para seguir siendo masiva, tiene que tener en cuanta a quien quiere dirigirse y que quiere comunicar, algo que el docente también tiene que hacer y no tiene que olvidar.
También no nos tenemos que olvidar que los medios son masivos y a través de ellos podemos querer legitimar los hechos o la realidad, y nuestros alumnos también.
Tomando la idea de Freire: tenemos que construir seres que sean críticos de la realidad que los rodea, seres capaces de formar su propia opinión a través de lo que pueden ver u oír, seres que continuamente se pregunten, dirigirnos hacia una educación problematizadora.
Por qué digo esto? En este planeta globalizado, acceder a información es muy fácil, pero poder ser críticos de esa información y poder formarnos un concepto propio es algo más difícil.
                           
Los medios masivos pueden bombardearnos, pero creo que como docentes, tenemos que poder enseñar a nuestros alumnos a ser críticos.
Coincido con Huergo: “proponemos comenzar a entender a la comunicación como producción social de sentidos y la educación como procesos de formación de sujetos. La comunicación entonces, trasciende el ámbito exclusivo de los medios para recuperar el sentido experimental del término: dialogo, intercambio, relación de compartir”.
Como también dice Huergo, la educación actualmente no se circunscribe a la escuela, no podemos cerrar esta concepción, cada alumno trae una mochila para aportar y con los medios masivos y de comunicación tenemos que estar atentos  como para poder incorporarlos a nuestras clases, para que no sean aburridas o lejos de lo que ellos tienen como vivencias, coincido con Huego nuevamente “La escuela puede negar los programas de televisión en el desarrollos de los contenidos curriculares, pero sin embargo, no puede detener su presencia en la constitución de la subjetividad de los alumnos (cultura mediática)”.
Entonces ¿qué hacemos como docentes? No hay que negarlo, hay que lograr incorporar esa subjetividad, contrastarla con lo que nosotros queremos enseñar y producir, como dije antes, personas críticas de la realidad que los rodea, constructores de su propio camino. Generar el proceso de interpelación que aspira a formar sujetos.
Si queremos generar un cambio, tenemos que saber que cambio queremos y como lo queremos hacer, tenemos que ser responsables en cuanto a que practicas hegemónicas pretendemos romper y no quedarnos en la mitad del camino.

                            


TP1 -Cecilia Lamamí

Bibliografía:
Apuntes de Cátedra:
Nociones para pensar la comunicación y la cultura masiva. María Cristina Mata.
Una primera aproximación al campo de la Comunicación/Educación. Jorge Huergo.
Las nuevas tecnologías en las instituciones educativas: reflexiones para una inversión sustentable. Tendencias, análisis y prospectiva. Edith Litwin.
                 

1 comentario:

  1. Hola de nuevo
    Me alegra que hayas decidido continuar tu reflexión respecto a tu posicionamiento frente a los medios, al cual calificás ahora como el de la docente-informada, pero en búsqueda de algo más. Y ya que lo citás a Freire, aprovecho para sugerirte en sintonía con la pedagogía del oprimido que el proponía, la figura del educador/educando que intercambia su rol con el de los educandos/educadores. Esto quiere decir que también los docentes podemos corrernos del lugar del que enseña en favor de nuestros alumnos y ponernos en el lugar de quien aprende de ellos. Otra manera de decirlo sería que el acento tiene que estar puesto no tanto en las estrategias didácticas del docente (sea con o sin la utilización de medios) o en los conociemintos a transmitir (es decir, en los contenidos curriculares a transmitir); el acento tiene que estar puesto en el re-conocimiento de la subjetividad y la cultura (en este caso mediática) de los educandos. De eso, ellos saben mejor que nadie. Y conocer ese mundo nos deja a los docentes en una mejor posición a la hora de producir discursos que logren interpelarlos en cuanto realmente los tienen en cuenta. Y esto supone y facilita, a su vez, el diálogo (presencial y mediado tecnológicamente también).
    Esa es -básicamente- la distancia que hay entre un docente-informado y un educador/educando.
    Te lo dejo para que lo sigas pensando a ver qué se te ocurre para tu próximo post.
    Saludos.

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