Desde
que comenzó a difundirse a nivel mundial, la Educación
Tecnológica se ha caracterizado por una gran disparidad de criterios,
propósitos y fundamentos no sólo entre los distintos países, sino también
dentro de cada uno de ellos, por lo cual es posible observar grandes
diferencias en las posiciones que sustentan los especialistas y expertos.
En
las aulas hemos conocido y utilizado libros de texto, cuadernos de ejercicios,
pizarras, mapas, transparencias, diapositivas, etc. Ahora deberemos incorporar
también: ordenadores, páginas web, materiales multimedia, bases de datos
electrónicas, hipertextos etc.; y en un futuro, no muy lejano: telefonía de
cuarta generación, tablets/pc multimedia (en sustitución de los ordenadores),
televisión interactiva, etc. Podemos hablar de que se está modificando el
entorno de aprendizaje, ampliándolo con nuevos medios.
Estos
nuevos recursos exigen un grado de preparación imprescindible para poderlos
utilizar. Por ello, la introducción de Internet en las aulas (y en general
todas las nuevas tecnologías) exigen ampliar el concepto de alfabetización.
Además de saber leer, escribir, calcular, dibujar y controlar el propio cuerpo,
se deberá procurar leer y escribir programas, navegar en la red, establecer
vínculos entre imágenes, sonidos, textos y videos, etc., en suma tener un
cierto grado de competencia en todos estos procesos.
Este
nuevo entorno de aula exige que el alumno sepa moverse e intervenir en él, pero
exige también que como profesores sepamos que es lo que se puede hacer con
estos recursos tecnológicos.
El
profesor no será, seguramente, el que mejor navegue por la red, ni el que tenga
más habilidad para salir de los continuos problemas técnicos que surgen con el
uso del ordenador. Con las actuales generaciones de docentes, los estudiantes
siempre sabrán más. Pero el profesor sí que debe saber más que nadie lo que se
puede aprender con, por ejemplo, Internet. Es el que tiene la misión de
conducir el proceso de aprendizaje de sus alumnos y determinar qué recurso es
el más adecuado para cada situación.
Como
refiere Freire: “No hay práctica docente sin curiosidad, sin incomplitud, sin
capacidad de intervenir en la realidad, sin capacidad de ser hacedores de la
historia siendo, a su vez, hechos por la historia”.
Hola Natalia. Claramente lo que publicaste no es un texto de bitácora sino una especie de monografía que retoma fragmentos de por aquí y por allá pero en la que ni siquiera alcanzás a enfocarte en los contenidos del módulo 0 de la materia al que debería haberse referido. Creo que deberías revisar la consigna, releer la bibliografía obligatoria y volver a publicar un nuevo post a modo de recuperatorio, prestando atención de elaborar una verdadera bitácora.
ResponderEliminarSaludos