Dentro de cada escuela confluyen distintas culturas que se
entrecruzan y enlazan. ¿De qué forma?
·Los
adolescentes que transitan en las escuelas traen nuevas culturas a las cuales
la escuela no se ha acoplado y eso produce el primer choque o conflicto
educacional. Por ejemplo:
“los jóvenes constituyen hoy el punto de emergencia de
una cultura otra, que rompe tanto con la cultura basada en el saber y la
memoria de los ancianos”[i]
(Jesús Martin Barbero).
Esta nueva forma de
entender el saber, no implica la falta de deseos de aprender,
planteada muchas veces por los docentes, sino que requiere una nueva forma de
abordar el aprendizaje partiendo de la base que el simple título o la edad del docente no viene corelacionado con el saber único, sino que cada sujeto en el
aula, trae saberes y el trabajo en su conjunto enriquece a todos los presentes.
Además, la escuela ya no es el único lugar donde se encuentra el saber, pero
pretende mantener esa legitimación, volviendo a confrontar.
·Tampoco
la forma de abordaje de la escuela para el aprendizaje es actualmente la manera
en la cual los adolescentes aprenden. Pretendemos como docentes ir con el libro
clásico y sancionamos cuando el alumno utiliza el celular, sin comprender que si
queremos introducir un libro dentro del interés del chico debemos permitirle
que lo una a su cultura, dentro de la cual se encuentra el celular.
Por ejemplo al leer, aparecen dudas que pueden consultarse por Internet usando
ese instrumento o pueden buscarse link, imágenes y otros para complementar y hasta
actualizar el tema, pueden realizarse blogs en vez de las tradicionales láminas
de cartulina, etc. Hasta los alumnos mismos se pueden bajar los libros y leerlos desde el celular.
También las editoriales comenzaron con un proyecto de libro digital, donde el alumno comienza a leer el libro desde su notebook y tiene multiples enlaces para diversificar y relacionar los contenidos.
En este sentido me resulta positiva la lectura del blog de Gladys De Bella,
dado que rápidamente comenzó a aplicar diferentes tecnologías a su curso.
Igualmente no debemos considerar que este sea el único aspecto a modificar.
A su vez, cito un fragmento del texto de Jorge A. Huergo:
“La crisis de la lectura y la escritura,
atribuida defensivamente por la escolarización a la cultura de la imagen, debería
comprenderse como transformación
de los modos de leer y escribir (ya no solo el texto), como
deslocalización de “lo culto” por las culturas” [ii]
·El
adolescente de hoy convive entre la cultura cofigurativa y la cultura prefigurativa. La primera
es:
“una cultura en la que el modelo de los
comportamientos lo constituye la conducta de los contemporáneos, lo que le
permite a los jóvenes, con la complicidad de sus padres, introducir algunos
cambios por relación al comportamiento de sus abuelos” [i]
En cambio, la cultura
prefigurativa:
“es una nueva cultura… aquella en la que
los pares reemplazan a los padres, instaurando una ruptura generacional sin
paragón en la historia, pues señala no un cambio de viejos contenidos en nuevas
formas, o viceversa, sino un cambio en lo que denomina la naturaleza del
proceso: la Aparicion de una comunidad mundial en la que hombres de tradiciones
culturales muy diversas emigran en el tiempo” [i]
Así, la escuela debe dar herramientas para poder formar
parte de la cultura cofigurativa y hasta de la prefigurativa. De lo contrario, nos
quedamos en la cultura posfigurativa sin permitir cualquier posible
cambio, y por consiguiente sin cederle un lugar a la inclusión de todos los
sujetos de la escuela (alumnos, docentes, etc).
·La cultura
escolar choca con la cultura mediática. Entre ambas existe una lucha
de sentido cultural. A mi entender la escuela pierde porque pretendemos
educar sin que el alumno se identifique con el docente, sin que se
reconozca, sin que desee aceptar lo que se le propone. Entonces, la cultura
escolar, si mantiene esta forma de aislación, tenderá cada vez más al fracaso;
mientras que los medios de comunicación y las nuevas tecnologías constantemente identifican al sujeto, lo crean y/o lo aceptan para su conveniencia (por
ejemplo para el consumo).
Como docentes criticamos a los medios de comunicación en
general y planteamos en la escuela conceptos tan ajenos a lo que en dichos
medios se muestran. Negamos la existencia de ellos, de los temas que se
conversan o muestran en ella y al hacerlo le otorgamos una complicidad, porque
no permitimos que esos debates sucedan en la propia escuela. Los medios de
comunicación, tienen un poder en la sociedad, pero también tienen el poder que
les permitimos tener. El docente debería aprovechar el interés del alumno y
explotarlo para producir un pensamiento crítico. A continuación dos citas
(texto de barbero) que fundamentan mi opinión al respecto:
“…mientras la escuela sigue contando
bellísimas historias tanto de los padres de la patria como de los del hogar… la
televisión expone cotidianamente los niños a la hipocresía y a la mentira, al
chantaje y la violencia que entreteje la vida cotidiana de los adultos”[i]
“La televisión no opera por su propio
poder… es en ese debilitamiento social de los controles familiares introducido
por la crisis de la familia patriarcal donde se inserta el desordenamiento
cultural que refuerza la televisión” [i]
Tenemos la obligación como docentes comprometidos de buscar:
“nuevo régimen de educabilidad
articulado con la tecnicidad mediática como dimensión estratégica de la
cultura” [ii]
Para ello, debemos no solo usar nuevas tecnologías sino lograr
una “trasformación cultural”[ii]. Este último aspecto también
fue planteado por el compañero del tramo Daniel Gelati
En resumen, creo que no solo es posible sino enriquecedor la coexistencia de
culturas en la escuela, mejorando radicalmente la
educación, pero para ello necesitamos estar dispuestos a un cambio que no
implica la pérdida ni de valores, ni de nivel educativo, sino justamente
ampliaría la capacidad crítica de los alumnos y la capacidad tecnológica, por
ejemplo de los docentes. Comparto fielmente la misión docente final planteada
por mi compañera de curso Beatriz Luis al final de su blog.
Lo que pasa, Karin, es que acá hay un problema: la cultura no suele ser un campo de concordia entre las diferencias. Por el contrario es el campo de lucha desigual por la imposición del sentido; de enfrentamiento entre (sub-)culturas diferentes. Y en ese punto, cultura escolar y cultura mediática son opuestas (Barbero y Huergo lo explican con claridad). Una puede incluir a la otra solo a condición de transformarla. De ahí el desafío de pensar desde la cultura mediática cómo transformar la escuela. Y eso supone -creo yo- una pelea antes que una reconciliación.
ResponderEliminarPensalo o explicame cómo podría ser de otra manera?
Saludos