viernes, 15 de noviembre de 2013

Revolturas culturales y refiguraciones identitarias


Los jóvenes son por carácter concupiscentes y decididos a hacer cuanto pueden apetecer.

En los apetitos corporales son, sobre todo, seguidores de los placeres del amor e incontinentes en ellos.

Son fácilmente variables y en seguida se cansan de sus placeres.

Son los jóvenes apasionados y de genio vivo, y capaces de dejarse llevar por sus impulsos.

No son mal intencionados, sino ingenuos, porque todavía no han sido testigos de muchas maldades.

Son crédulos porque todavía no han sido engañados en muchas cosas.

Están llenos de esperanza porque no han sufrido desengaños.

Viven la mayoría de las cosas con esperanza porque miran lo que es futuro, mientras que el recuerdo mira al pasado.

Son fáciles de engañar porque esperan fácilmente.

Son animosos porque están llenos de decisión y esperanza.

Son magnánimos porque aún no han sido humillados por la vida.

Prefieren realizar las cosas que son hermosas que las que son convenientes porque viven más según su manera de ser que según la razón.

Son más amantes de los amigos y compañeros que los de otras edades porque gozan con la convivencia y porque todavía no juzgan nada de cara a la utilidad y el lucro, y así tampoco a los amigos.

Todo lo hacen con exceso: aman demasiado y odian demasiado.

También son amantes de la risa y por eso también son propensos a la burla porque la mofa es una insolencia educada.

Así pues, tal es el carácter de los jóvenes.

 

Estas  son palabras de Aristóteles. Pueden encontrar estas expresiones en el libro 2 de su obra “La retórica”

Han pasado varios siglos y, aun así, muchos de los adjetivos y expresiones que hemos resaltado en el fragmento del texto reflejan las impresiones y opiniones sobre los  jóvenes de hoy.

Pensando un poco con la mentalidad de los profesores que habitan las aulas, tengo la sensación que la mayoría de los adultos siguen viendo en los adolescentes y jóvenes, lo mismo que Aristóteles, que si bien son rasgos característicos de esta etapa evolutiva, no son los únicos.    

Los jóvenes han ocupado un lugar muy importante a lo largo de la sociedad por ser considerados el futuro de la humanidad. La infancia es vista como una etapa de transición, de preparación para la vida ciudadana.

Así, la escuela fue el dispositivo creado por la pedagogía moderna y los Estados nacionales para “normalizar” la infancia y moldear los futuros ciudadanos. Entre fines del siglo XlX y principios del XX, la mayoría de las naciones legisló su educación primaria y la volvió obligatoria.

Este monopolio del saber estaba fundado en las nuevas tecnologías de la palabra: la escritura y la imprenta. La cultura escolar pone su epicentro en la enseñanza de la escritura y la lectura y los libros de texto van a ser instrumentos fundamentales de transmisión de conocimientos y valores. Desde las páginas de los libros se legitiman los valores hegemónicos que la cultura escolar transmite: lenguaje único, historia oficial, higiene, buenas costumbres y urbanismo.

 

 
 

Los jóvenes de hoy están  acostumbrados a la velocidad y fragmentación de los discursos audiovisuales, al zapping  y la interacción con las múltiples posibilidades del entorno informático. Chicos y jóvenes se mueven en un universo cultural muy distinto que los que legitima la cultura escolar. La institución escolar se rige todavía por los principios que la regularon en sus orígenes, tales como la homogeneidad, la jerarquización, la sistematicidad, el orden y la secuencia lineal.

Lo que no se tiene en cuenta es que los alumnos se relacionan por fuera de la escuela con  culturas diversas, otros lenguajes y saberes que, la mayoría de las veces no son tomados en cuenta en el ámbito escolar.

Nuestra responsabilidad como adultos es dejar de ver a los jóvenes como barbaros digitales, incompetentes, ignorantes e incorregibles, como un eslabón fallado de la cadena evolutiva. Es por eso que elegí compartir esa imagen, representando al hombre que venía evolucionando positivamente hasta que llegamos a los jóvenes de la actualidad.

Debemos ver a los jóvenes y a la cultura mediática en la que están inmersos como nuevas posibilidades de construcción subjetiva, ni mejor, ni peor, tan solo diferente. Esta cultura considerada indisciplinada, no académica y desordenada y lo que los medios muestran, producen, desorganizan y reorganizan en la subjetividad de los alumnos es lo que termina alterando a los profesores ya que es un desafío a su carácter de formadores de conciencia.

Ante la irrupción de las múltiples maneras de ser niño, niña, adolescente, joven, la escuela suele reaccionar lamentando la pérdida de los valores tradicionales, juzgando negativamente las diversas manifestaciones culturales, culpabilizando a los medios por influir en el imaginario infantil y a las familias por haber abandonado la alianza.
 
 

Las nuevas tecnologías nos han hecho conocer y participar  de un mundo global, no necesitamos movernos de nuestra casa para hablar con un amigo, podemos conocer cualquier rincón del mundo, hablar con personas de otros países, en distintos idioma y de otras culturas, podemos comprar ropa en china, como también ver la erupción de un volcán  o cualquier catástrofe natural en tiempo real.

La cultura mediática opera desde dentro de la vida cotidiana, amplían a otros espacios cuyo soporte no es material sino simbólico. Los medios y las nuevas tecnologías, como producciones de la cultura,  nos proporcionan modos de comprender el mundo y la vida. Por lo tanto, debemos pensar que todos los espacios socioculturales, tanto los mediáticos, de la calle, del mercado, del trabajo, etc. por ser los escenarios donde se desarrolla la vida humana, son educativos.

Los medios y las nuevas tecnologías estarían provocando una "alfabetización múltiple". Ellos elaboran nuevas formas de conocimiento que trabajan incesantemente y que no puede ser recortada, organizada y controlada por la escuela. La información es mucha y viaja a una velocidad que no permite ser procesada, incorporada, asimilada, etc. Se plantean nuevas formas de sentir y de percibir, como así también de relacionarse con el tiempo y el espacio. El problema surge con las modificaciones subjetivas y las transformaciones culturales que esos equipamientos tecnológicos producen.

En las últimas décadas del siglo XX, el avance del Mercado y la llamada “cultura del consumo” transformaron el tradicional proceso de socialización infantil basado en la alianza escuela/ familia. Hoy, los niños comienzan a ser interpelados por los medios y el mercado mucho antes de ingresar a la escuela.

Debemos conceptualizar el consumo como un proceso más complejo que el mero acto compulsivo de comprar o adquirir determinados objetos. Bajo la oferta incesante de mercaderías y una innovación tecnológica que acelera la caducidad de los productos, surge un  reconocimiento social mediante el consumo de objetos, bienes y signos. El mercado establece modos de identificación a través de la posesión y uso de los objetos y crea deseos en relación a lo que no se tiene. El niño/alumno es visto hoy como un potencial cliente/consumidor.
Las estrategias pedagógicas deberían tener en cuenta las identidades preexistentes al acto de formación.
 
Los programas de TV, las películas, la ropa, los celulares, las zapatillas, sitios Web, grupos musicales, se convierten en referentes y demarcan diferencias entre los grupos a partir del desigual consumo.

La alfabetización en medios tiene como propósito que los jóvenes se constituyan en productores culturales, capaces de interpretar la cultura mediática que los rodea y también participar, creando discursos propios. Los docentes podemos ayudar a que los adolescentes exploren y descubran nuevas formas creativas de dar a conocer sus realidades, expresen sus vivencias y que estas puedan ser compartidas con otras personas a través de la producción y difusión de videos, programas de radios o notas periodísticas.

Una forma de empezar a construir puentes entre la cultura escolar y la cultura mediática es que la escuela y los docentes nos asumamos como parte de esta problemática y aceptemos que ya no es posible construir identidades únicas e ideales porque las identidades de esta actualidad son diversas y se definen entre los cruces de la cultura letrada, la audiovisual y las tecnologías digitales.



 

 

 

2 comentarios:

  1. Hola de nuevo Alejandra
    Me sigue costando seguir el hilo de lo que escribís. Parece como si coinstantemente estuvieras citando a alguien más. Recordá que lo que se te está pidiendo es que realices una bitácora, es decir, un relato desde tu propia experiencia. Siendo tu última publicación, no lo estás pudiendo lograr todavía. Por otro lado, era parte de la consigna hipervincular el post con publocaciones de compañeros. Eso tampoco lo hiciste.
    Te pido que acotes la síntesis teórica y -teniendo en cuenta los aportes bibliográficos- reconstruyas el post a modo de relato experiencial que entra en diálogo hipertextual con otras publicaciones de este blog.
    Cualquier duda, me decís
    Saludos

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  2. Hola Pablo, me llamo Mariana, ya realicé las modificaciones pedidas, espero haber podido cumplir con lo pedido, estoy algo atrasada porque estuve embarazada y a la fecha tengo un bebé de 15 días con todo lo que eso implica. Mil disculpas pero si hay algo para rehacer lo podemos ver en el final? porque no puedo hacer mas TP, me lleva mucho tiempo, tengo que hacerlos entrecortados, pierdo el hilo, la concentración, etc. ya que mi hijo demanda atención.
    En estos días te entrego el TP 3. Saludos y espero puedas entender la situación.

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