martes, 5 de noviembre de 2013


Los lenguajes y la comunicación

Intentaré resolver las cuestiones que me planteó el profesor a partir de mi última publicación y, a partir de ellas, me iré adentrando en los desafíos planteados por Barbero y Huego. Las dos primeras preguntas que me hizo Casal eran: “¿Hasta qué punto sos uno de esos docentes-intelectuales que reivindicás? ¿Hasta donde lográs evitar recaer en posicionamientos disciplinadores?”
Más allá de que coincido con Eduardo Galeano en que no soy una cabeza que anda rodando por el suelo, que tengo muchos intereses además de reflexionar, pensar y hacer pensar, podría decirse que una de mis cualidades es ser intelectual; por ejemplo, me es imposible leer una teoría sin ir generando diversas ideas o interrelacionarla con lo que dicen otros autores.
Mencionaré un caso concreto que, de paso, nos acerca al problema de la comunicación: cuando, durante las clases, doy las teorías sobre la influencia de los medios de comunicación en la sociedad. Para los que no lo han visto, hay una primera teoría que decía que los mensajes de medios de comunicación de masas (MCM) penetran en la sociedad sin que ésta los reflexione; la sociedad masificada no es pensante, son todos semejantes y dominables. Algo así se podría graficar dicha verticalidad:



¿Cómo podría defenderse la sociedad de los ataques de los MCM? Referida a ésta y otras cuestiones, en La resistencia, Ernesto Sábato dice “creo en el café, en el diálogo”. De ello habla justamente otra teoría de la comunicación, para la cual las relaciones de capilaridad que se dan dentro de las familias, de los grupos de amigos, en un bar o una esquina, evitan que la gente sea absolutamente dominable por parte de los MCM. Algo así podríamos graficarlo:






El paraguas no todo lo detiene. Estas teorías están desactualizadas, por lo que le pregunto a la clase qué les falta. Por un lado, como sabemos, hoy, en Argentina, hay un debate dentro de los medios de comunicación, por lo cual (desde hace unos pocos años) no hay un único discurso que cae de manera vertical sobre la ciudadanía (previamente, con los alumnos ya vimos qué es la realidad y los paisajes mencionados por Arjun Appadurai para la construcción de la realidad -paisaje étnico, paisaje tecnológico, paisaje económico, paisaje ideológico, paisaje mediático-) y cada cual es más permeable a determinados mensajes según éstos coincidan con la ideología del destinatario.
Por decir, con el caso Candela, la gente fue muy permeable, porque todos estamos en contra de que una nena de 11 años sea secuestrada para la trata (así nos presentaban la noticia), pero los MCM dominantes no evitaron que CFK ganara con un 54 por ciento de los votos, porque, además de que no toda la gente coincide con la ideología de Clarín y afines, el paisaje económico de Argentina es favorable comparativamente a otras épocas para la inmensa mayoría de la población y, como se dice, mucha gente vota con el bolsillo. Así, hay temas en los que la sociedad es más permeable que en otros. A nuestro favor, como decía, hay una batalla cultural en el propio paisaje mediático, por lo que ya no hay un discurso tan dominante en pos de lavar nuestras cabezas.
Así se podría graficar:


Pero nuestro dibujo sigue estando desactualizado, ¿qué falta? Algún alumno quizás lo note...
Las redes sociales, por ejemplo, hacen que los mensajes emitidos por la ciudadanía puedan llegar a los medios de comunicación, por ejemplo, como ocurre cuando nos pasan el video de un perro que baila o alguien envía un video a determinado medio (que según su ideología lo aceptará o no). Los twitteros pueden llegar a tener muchos seguidores y ser referentes para otras personas, por lo cual podrían darse relaciones de capilaridad y transvervalidades dentro de los medios de comunicación.
Algo así quedaría nuestro gráfico:


Se dan “paraguas ideológicos” entre los ciudadanos de a pie. Lo vemos, por ejemplo, cuando discutimos sobre política con alguien muy poco dispuesto a modificar su manera de pensar por más argumentos que les planteen otros.
Sin dudas, el último gráfico es más complejo y más completo que los que yo estudié en la universidad. Asimismo, le faltan cosas y los estudiantes pueden aportar cosas que se les ocurran.
Al respecto de las redes sociales como fuente de información (o formación), suelo plantearles a los alumnos el siguiente problema: “Con las redes sociales que disponemos en la actualidad (Facebook, Twitter...), ¿hubiera sido posible la última dictadura militar desapareciera personas sin que gran parte de la sociedad fuera conciente de ello?”

Así, además de ser medios para subir fotos, para la amistad y demás, Facebook puede ser un espacio filosófico y de debate; de hecho, te pregunta: “¿En qué estás pensando?”

Respecto a una de mis materias, los alumnos deben ser constructores de conocimiento en el Observatorio de medios que me toca dar, por que allí los estudiantes hacen sus proyectos de investigación (sobre temas de su interés), hacen las investigaciones y luego comparten con el resto de la clase el conocimiento al que han alcanzado.
Suelo decirles que leer un libro y estudiarlo de memoria es como mirar la televisión y creer lo que allí nos dicen, replicando dicha verticalidad; “en el mejor de los casos”, si lo memorizan, es como una aguja hipodérmica que se inyecta en sus cabezas.
Hay que discutir con los libros, repensarlos, ello sería asimilable a la segunda teoría. Y que ellos construyan conocimiento -con un método científico-, que puedan ofrecerlo a sus compañeros y que pueda quedar disponible en la biblioteca para los años posteriores es un paso complementario y, de alguna manera, mayor.
En palabras de Huergo, “no es posible mantener nuestra vieja idea de educación, tan presente en las persistentes concepciones bancarias”. Esto sería semejante a mantener una teoría hipodérmica en la educación, pensando que los alumnos son cajas vacías y moldeables a nuestro gusto.
Respecto a los docentes, me parece bien que ellos adopten una postura ideológica en las clases (lo cual es, además, inevitable). Muchas veces puede pensarse que esto no es honesto, porque los adolescentes son dominables; ante ello, vale aclarar que el docente como intelectual no tiene que creerse dueño de la verdad, puesto que siquiera hay verdades absolutas. Por ello, el docente como intelectual no busca hacerlos dominables, por el contrario, busca que sean librepensantes, respecto de lo que él dice y respecto de que los MCM dicen en el caso de mis materias.  
Coincido con Huergo en que el trabajo educativo, en todos sus sentidos y ámbitos, sea entendido como un proceso de liberación (de transformación, de resistencia, de autonomía).
Quiero que el docente se posicione y obre como constructor de opiniones, porque confío en que un docente-intelectual se equivocaría mucho menos que lo que se equivocan los periodistas (que tienen poco de intelectuales). Además, los docentes, si se equivocan, lo hacen con buena fe; no veo motivos por los cuales podrían tener una mala intención; en cambio, es observable que, durante toda la historia de los medios en la Argentina, los MCM hegemónicos han actuado con la mala intención y en contra de la democracia (de que el poder esté en manos del pueblo).

Mi rol como docente-intelectual también lo ejerzo dentro del medio de comunicación en el cual escribo. A veces, hago textos literarios, otros graciosos, pero siempre busco hacer pensar (no necesariamente como yo pienso). En los medios, mi objetivo no es informar, sino formar, educar. Por ejemplo, les copio el texto que se publica hoy en el periódico de la Universidad Nacional de La Matanza, llamado El1 (el cual habla un poco de Aristóteles, Perón, Platón, la política, la construcción de la realidad y otras cosas más... en unos 3500 caracteres que pueden pasar por altos quienes tengan apuro y prefieran poner la TV para ver las noticias)

La guerra de los mundos

¿Qué es el mundo? ¿Qué es la realidad?
¿Qué tienen en común Aristóteles y Juan Domingo Perón? En contextos muy distintos, ambos aseguraron que “la única verdad es la realidad”, una frase que no me gusta ni un poquito.
Ocurre que la realidad es una imaginación social. Para explicarlo fácil: durante la Edad media, había quienes suponían que la Tierra era plana, más allá de que su forma es semejante a una esfera. Así, la distancia entre la realidad y la verdad de las cosas puede ser muy grande.
Platón, hace mucho tiempo, dijo que, si unos hombres nacieran atados y sujetados para mirar hacia el fondo de una cueva, y solamente vieran sombras, creerían que la realidad son esas sombras.
Entonces, puede haber muchas realidades, muchas creencias, más allá de que las cosas son de una sola manera. Y la Verdad no puede ser alcanzada de forma absoluta por nadie, excepto que estimemos la existencia de un Dios omnisciente, que no necesita pensar, porque ya todo lo sabe.
En cambio, los humanos nunca sabremos las cosas tal como son y, por eso, forma parte de nuestra naturaleza el usar palabras, para debatir, para tratar de entender los procesos históricos, los fenómenos culturales; de allí que seamos seres filosóficos y políticos. Como decía Aristóteles, el hombre es un animal político. Es inevitable que seamos políticos, más allá de que muchos (en sus mentes y en sus realidades distorsionadas) se definan como apolíticos. 
Cada sociedad imagina una realidad distinta. Y dentro de cada sociedad hay distintas imaginaciones que van confrontándose y haciendo que la realidad social vaya mutando. Asimismo, dentro de cada persona hay imaginaciones contrapuestas.
Cada sujeto tiene un mundo propio, bastante moldeado por sus pares y relativamente semejante al de ellos. Aunque, también, uno puede tener hermanos o amigos con los cuales comparte experiencias e intereses y, sin embargo, tener creencias muy distintas respecto a diversos temas.
Hay quienes niegan la realidad que otro toma por cierta. Por ejemplo, escuché a mucha gente decir que hay kirchneristas que niegan la existencia de los robos. Lo cierto es que los robos existen: si hubiera algún kirchnerista que negara los robos, sería un idiota; asimismo, si hubiera gente que cree que los robos de guante negro son el peor mal de nuestro país, también sería idiota o viviría dentro de una realidad muy absurda.
Hay realidades muy distorsionadas, distantes a toda lógica. ¿Cómo saber, entonces, si lo que tomamos por cierto no son sombras? El citado Platón representaba a la Verdad como un sol y decía que aquel que pudiera ver las verdades luego de una vida de sombras quedaría enceguecido por algún tiempo.
Pues bien, en nuestra sociedad, hay gente que vive enceguecida mirando fijamente un sol falso, que cómodamente prende la tele y se queda postrada como un bicho atraído por la luz que emana, mientras escucha lo que cree como verdades. Pero siguen siendo sombras.
Hay gente que, para evitar la idiotez, propone leer varios periódicos. ¿Pero que pasa si todos los medios tratan los mismos temas -las mismas sombras-?
La solución no es leer, sino pensar. Y si uno quiere leer, no es bueno leer noticias, que son menos que sombras de los procesos históricos; sería más adecuado leer los libros de historia para reducir las distorsiones.
Y dejar que las sombras (noticias) se construyan de forma concentrada es muy riesgoso, porque, aunque Clarín fuese buenito, hasta los buenitos pueden equivocarse fiero. Por ello, festejemos la nueva Ley de Medios y seamos más protagonistas de la construcción de nuestras realidades.

Otra de las cuestiones que me planteó Casal era hasta qué punto aporto a la necesidad de democratizar los lenguajes en la escuela. Esta inquietud por el uso de nuevos lenguajes también es planteada por Martín Barbero: "Sólo asumiendo la tecnicidad mediática como dimensión estratégica de la cultura es que la escuela puede hoy interesar a la juventud e interactuar con los campos de experiencia en que se procesan esos cambios”.
Debo reconocer que, si bien aprovecho las nuevas tecnologías, podría utilizarlas más. Ocurre que trabajo en una escuela y con un grupo de alumnos que no me desafía a superarme (porque tienen muy poco desarrolladas sus inquietudes intelectuales; tienen otros problemas, otras necesidades, y, para no ser autoritario, reduzco mi interés por hacerlos pensar y me adapto a ellos en mayor medida a la que quisiera). Así, deseo trabajar en otra escuela el año próximo y espero que me sirva este curso que estoy realizando para poder lograrlo. Más allá de que estoy dando mi peor versión y soy peor que cuando empecé a dar clases a los 21 años, sigo siendo un docente-intelectual y me es inevitable hacer pensar; asimismo, hago usar y uso, cada tanto, las nuevas herramientas tecnológicas.
Por mencionar algunos casos, para que los alumnos hagan sus proyectos de investigación (formulación del marco teórico, metodológico y demás), les pido que utilicen sus netbooks, para que aprovechen las ventajas de esa herramienta (y, de paso, vayan aprendiendo a usarlas). Por mi parte, a veces, pido parlantes en la sala de computación y, tras pedirle la netbook a uno de los chicos que tenga módem, voy buscando videos en youtube (videos cortos o fragmentos cortos de videos largos) sobre los cuales se apoyan las clases teóricas; por ejemplo, un video puede ser una explicación de la Alegoría de la caverna y, poco después, reproduzco un fragmento de una entrevista que cedió Zaffaroni, luego del fallo de la Corte sobre la Ley de Medios, en la que habla sobre la construcción de la realidad (me marco en un papelito en qué segundos deben comenzar los videos). Les pego aquí uno de estoy videos, el cual podrían empezar a verlo a los 50 segundos; es interesante porque relaciona la Alegoría de la caverna de Platón con la TV.

http://www.youtube.com/watch?v=PXDFlg9_mCk 

La tecnología avanza más rápido que mis ganas por aprender a manejarla. No obstante, mi caso no se ajusta tanto a lo mencionado por Margaret Mead: “Nuestro pensamiento nos ata todavía al pasado, al mundo tal como existía en la época de nuestra infancia y juventud, nacidos y criados antes de la revolución electrónica, la mayoría de nosotros no entiende lo que ésta significa. Los jóvenes de la nueva generación, en cambio, se asemejan a los miembros de la primera generación nacida en un país nuevo”.
Siempre que surgieron nuevas tecnologías, no fuimos capaces de dominarlas. Sócrates se asustó con la escritura; Rudolf Arnheim, con una visión sorprendente, en 1936, aseguró que la televisión era una buena tecnología, pero que no estábamos preparados para ella (y, quizás, seguimos sin estar del todo preparados para ella); lo mismo puede pasar con Facebook, con las netbooks de conectar igualdad; lo mismo le puede pasar a científicos que hicieron desarrollos que luego se aprovecharon para hacer bombas; lo mismo, en chiste, menciona una publicidad de autos respecto al nuevo Ford Focus: 







Como no me era posible (o no sé cómo) vincular con mis textos anteriores, copiaré ambos debajo. 

 

Primero, el del MODULO 1:

Comunicación y escuela para la democracia

El posicionamiento docente deseable respecto a los medios de comunicación es el de realizar un proceso de aprendizaje permanente de la cultura mediático-tecnológica, el de aprender con los estudiantes y el de animarse a aplicar estrategias creativas para analizar los procesos comunicacionales.
Comparto con Giroux el anhelo de tener docentes como intelectuales, por lo cual me cuesta admitir la existencia de un docente contenidista, tecnófogo o informado (aquel que cree que sabe porque escucha las noticias y se limita a repetirlas como un loro).
En Una primera aproximación al campo de Comunicación/educación, Huergo manifiesta que la educación no queda restringida sólo a las escuelas, sino que también se extiende a la familia, la calle, los grupos barriales, el trabajo, como así también a los medios de comunicación y las tecnologías.
En este sentido, ya hemos leído a Prieto Castillo, para quien “dos instituciones aparecen en nuestras sociedades como ámbitos privilegiados de discurso: los medios de difusión colectiva y la escuela”. A esta afirmación, se puede agregar lo dicho por Stella Martini respecto a que “la noticia periodística comparte con la educación la función de difusión y consolidación de imaginarios, símbolos, valores y tradiciones, con la diferencia de que la escuela opera sobre el individuo durante años y los medios de comunicación durante toda la vida”.
Puesto que los medios de comunicación tienen una gran injerencia en la construcción de los imaginarios sociales, es grave que un docente sea contenidista, poco crítico y carezca de estrategias para promover la aptitud crítica de los alumnos hacia los mensajes que consumen de los MCM como así también de las tecnologías que utilizan.
Huergo manifiesta que la escuela “puede negar los programas de televisión en el desarrollo de los contenidos curriculares, pero sin embargo, no puede detener su presencia en la constitución de la subjetividad de los alumnos (cultura mediática)”. Esto es claramente cierto. Esconder la cabeza como un avestruz no cambiará los fenómenos que acontezcan en el Universo, pero la escuela argentina actual, al menos desde la planificación curricular del ministerio de Educación, intenta que sus docentes aborden críticamente lo que acontece en los medios de comunicación; de hecho, existen materias como Observatorio de medios y Observatorio de comunicación, cultura y sociedad.
Desde la planificación del Estado no se busca que los docentes sean sujetos que leen y repiten las noticias, sino que sean sujetos críticos, educadores-educandos, que busquen desenmascarar los intereses de los MCM.
Podría decirse que, en la actualidad, el Estado Nacional intenta que sus docentes generen en los alumnos una aptitud crítica respecto de los mensajes emitidos por los MCM. Incluso, el Estado utiliza a los MCM para intentar educar y debatir los mensajes que construyen los MCM.
Hace algunos años, el Gobierno nacional decidió abrir una batalla cultural contra los medios hegemónicos. A causa de ello, como es sabido, utiliza los medios de comunicación que tiene a su disposición para tratar de formar y apropiarse de la construcción de ciertos sentidos; en este marco, no parece descabellado imaginar que anhele que la escuela se sume a esta disputa cultural y espere que sus docentes sean reflexivos y no escondan la cabeza como un avestruz.
Huergo cita las nociones de estrategia y táctica de Michel de Certau, para comprender dónde está el poder y así planificar el modo de actuar en la búsqueda de ciertos logros o victorias. Indica, por ello, que la estrategia es un término relacionado con el dominio del poderoso e implica la derrota de las fuerzas del otro y que, en cambio, la táctica es el terreno del débil, quien juega en los dominios y terrenos del poderoso, sin contar con un lugar propio.
Por su parte, durante una clase, el docente cuenta con un poder relativo y, si su meta es generar debates sobre las tecnologías y los medios de comunicación masivos, deberá ser creativo en el uso de sus tácticas y estrategias. A su favor tiene que los mismos medios de comunicación generan temas de interés permanente en los alumnos y, sobre esa base, podrá iniciar un espacio de comunicación democrático en el aula.
De lograr ello, como desea Huergo, la “comunicación trasciende el ámbito exclusivo de los medios para recuperar el sentido experiencial del término: diálogo, intercambio, relación de compartir; para ampliar la mirada asociada al acto de informar, de transmitir, de emitir”.
Es trascendental que la escuela aborde y sea partícipe de la comunicación, para que pueda construir un imaginario social respecto a la comunicación mucho más democrático, donde los distintos alumnos y el docente intercambien honestamente ideas y pareceres sin una relación asimétrica entre emisores y receptores (frente a la deshonestidad con la que se suele operar en los medios de comunicación masivos y a la relación asimétrica que establecen con sus receptores).
La importancia de la comunicación ya fue notada por nuestros lejanos ancestros. Tan así que el mito del origen del desentendimiento entre los hombres está descrito en el mismo Génesis, asegurando que Dios castigó la soberbia de los hombres que deseaban construir una torre en Babel hasta el cielo, generando los distintos idiomas para que no pudieran comunicarse y se esparcieran por el mundo. 


El tema, pues, es cómo nos comunicamos. ¿Actuamos de manera pasiva, siendo receptores de los mensajes de los MCM, o siendo críticos e intentando debatir sobre la construcción de la realidad? ¿Entendemos que, si tomamos una posición activa, adquirimos más poder para el pueblo y que, por ende, construimos más democracia?
Mata describe el modelo informacional, caracterizado como un proceso de transmisión de significados que se realiza desde un emisor a un receptor utilizando algún tipo de canal. Frente a este esquema, menciona a la comunicación como producción de sentido y hecho cultural, el cual reconoce que tanto en la esfera de la emisión como en la de la recepción existe producción de sentido –y no mera transferencia de los primeros a los segundos– aún cuando ella sea desigual, no simétrica.
Por ello, frente a estas asimetrías, la escuela debe ser un nodo para el desarrollo de una comunicación más democrática y para el desarrollo del sentido crítico respecto a los mensajes emitidos por los MCM.
Como afirma Huergo, “podemos realizar una acción estratégica desde comunicación y educación, con la pretensión explícita de trabajar con el otro y no para el otro,  pero además debemos tener presente qué sentidos buscamos despertar, como también qué prácticas hegemónicas pretendemos horadar”.        
El autor también indica que “es aquí donde interviene la comunicación como producción social de sentidos, sin caer en las presunciones de transparencia y acuerdos armónicos, para revitalizar el carácter político y conflictivo del diálogo. En estos entrecruzamientos sucede lo sustancial de un proceso de comunicación y educación, donde los mundos culturales de los sujetos se inscriben en los grandes proyectos políticos”.



Ahora, el correspondiente al MÓDULO 0:

DE REMOLONES A PRODUCTORES CRÍTICOS


Hemos leído en Prieto Castillo que “dos instituciones aparecen en nuestras sociedades como ámbitos privilegiados de discurso: los medios de difusión colectiva y la escuela”. A esta afirmación, se puede agregar lo dicho por Stella Martini respecto a que “la noticia periodística comparte con la educación la función de difusión y consolidación de imaginarios, símbolos, valores y tradiciones, con la diferencia de que la escuela opera sobre el individuo durante años y los medios de comunicación durante toda la vida”.
Pues bien, si los medios de comunicación forman, educan (para bien o para mal), un problema que, en mi parecer, no podemos dejar de abordar es qué tipo de ciudadano buscan formar y qué estrategias emplean para ello.
La escuela, hace tiempo, se ha replanteado su función informativa y recién ahora los comunicadores están caminando en este sentido. Al respecto, analícese la siguiente frase de Kaplún: “Repetidamente, se ha reprochado a la escuela tradicional su tendencia a confundir la autentica educación con lo que es mera instrucción, con lo cual -se ha dicho también- que ella INFORMA pero NO FORMA.
Sobre esta cuestión, Freire aseguró que esta educación “bancaria” sirve para la domesticación del hombre. En Pedagogía del oprimido, el autor afirma que el alumno es receptor de la información, es quien escucha, es quien obedece, quien recibe los datos en forma de depósito, es el que no sabe.
La escuela, como decía, ha dado un paso clave al cuestionarse a sí misma. Prieto Castillo, hace 20 años, asentó que “la escuela sufre ataque tras ataque y los medios reciben cada vez más elogios”. Por suerte, esta frase quedó desactualizada. Sabemos que, hoy, los medios de comunicación argentinos y sus discursos empezaron a ser muy discutidos.
Pero aun están (y temo que son mayoría) los que ponderan la educación bancaria en los medios de comunicación. Seguramente, escuchaste (¡y sin sorprenderte!) que los periodistas, sin ningún descaro, ostentan decir “lo que tenés que saber antes de salir de tu casa”. No conozco indignados que hayan roto el televisor tras escuchar cómo los informadores los tratan como cajas vacías. Lamentablemente, muchos escuchan tres títulos y salen a la calle creyendo que saben, que son ciudadanos comprometidos, y repiten contentos (o enojados) lo que les han depositado en sus cabezas.
Los medios de comunicación informan, acaso con el objetivo de generar ignorantes. Se le atribuye a Sócrates el haber afirmado que no hay peor ignorante que el que cree saber. Y esta es la clase de ignorantes compuesta por aquellos que repiten los títulos del noticiero y creen que saben y que son ¡críticos!.
Y todos deben “saber” lo mismo. Tonucci o Pink Floyd han cuestionado la estandarización en las escuelas; pues bien, los medios también inyectan sus noticias a todos por igual, hay una despersonalización y un desinterés por las experiencias diversas, más allá de que puedan establecer una relación afectiva aparente con sus receptores. Dejo aquí un video ilustrativo para los remolones:




No propongo aquí un abandono de la información, de los datos, sino el ponerlos al servicio de la formación, tomándolos como objeto de análisis o como ejemplos para transmitir ideas y reflexiones que permitan ver el bosque y no quedarse tapados por una rama-noticia.
Un profesor de historia informativo no se preocuparía por cuestionar y lograr que los alumnos se cuestionen el porqué de los sucesos históricos y que éstos sean reinterpretados según sus realidades. Un comunicador informativo es el que pone hincapié en el dato, en el suceso y no en los procesos que los generan.
Por eso, así como un docente plantea objetivos y un programa con metas a cumplir, quienes forman a través de sus discursos en los medios de comunicación deberían al menos delatar qué tipo de ciudadanos buscan generar (si sujetos críticos o irreflexivos, por ejemplo), de qué manera buscan hacerlo, y ver si cumplen con dichas metas.
Por lo pronto, festejo la popularización de los primeros esbozos críticos contra el sistema bancario en los medios de comunicación masivos; finalmente, los informadores han dejado de ser los dueños de la verdad.
Si bien es novedoso que, a nivel masivo, los medios de comunicación sean cuestionados, posiblemente, siempre haya habido críticas contra sus discursos. El debate sobre los medios no es un invento del programa recontrahiperultrakirchnerista 678. No obstante, valoro un logro de uno de sus panelistas, Orlando Barone, quien en 1975 juntó a Borges y Sábato… aquí copio aquí un fragmento del diálogo que hubo entre ambos literatos, el cual demuestra que el discurso de los medios ya era discutido desde hace tiempo: 

Borges: –Quiero decir, Sábato, que no se hacía ninguna referencia a las noticias cotidianas, fugaces.
Sábato: –Sí, eso es verdad. Tocábamos temas permanentes. La noticia cotidiana, en general, se la lleva el viento. Lo más nuevo que hay es el diario, y lo más viejo, al día siguiente.
Borges: –Claro. Nadie piensa que deba recordarse lo que está escrito en un diario. Un diario, digo, se escribe para el olvido, deliberadamente para el olvido.
Sábato: –Sería mejor publicar un periódico cada año, o cada siglo. O cuando sucede algo verdaderamente importante: "El señor Cristóbal Colon acaba de descubrir América". Título a ocho columnas.
Borges: –(Sonriendo) Sí... creo que sí.
Sábato: –¿Cómo puede haber hechos transcendentes cada día?
Borges: –Además, no se sabe de antemano cuáles son. La crucifixión de Cristo fue importante después, no cuando ocurrió. Por eso yo jamás he leído un diario, siguiendo el consejo de Emerson.
Sábato: –¿Quién?
Borges: –Emerson, que recomendaba leer libros, no diarios.




La esperanza está dada porque ambos espacios discursivos (el de la escuela y el de los medios masivos de comunicación) hoy se encuentran atravesados por el debate. Incluso, la escuela también se ha decidido a debatir el discurso de los medios de comunicación, a partir del surgimiento de materias como Observatorio de medios.
La esperanza también está dada por los nuevos medios de comunicación. Si bien es discutible la frase de Marshall McLuhan de que “el medio es el mensaje”, lo cierto es que en Facebook, los blogs y Twitter, por ejemplo, ya no existe la idea rígida de un emisor y un receptor, sino que ambos intercambian sus roles permanentemente, generando una mayor horizontalidad. Sobre ello, Irigaray observa que en los weblogs “se evidencia un fuerte cuestionamiento a la idea de autor/autoridad y se apunta a la construcción colectiva”.
Los nuevos medios de comunicación aportan una oportunidad para el desarrollo de una democracia mucho más efectiva, en donde nos podamos sentir artífices de nuestro pensamiento, de nuestras decisiones y no somos remolones a los que les dicen lo que tienen que saber antes de salir de casa.

 

4 comentarios:

  1. Hola, me es imposible hacer los hipervínculos con mis propios textos; buscando y buscando, noté que clickeando en el título de cualquier publicación, se abre dicho artículo d emanera individual y uno podría capturar el link... Pero, en mis notas, sus títulos están como muertos, no permiten abrir la nota de manera individual.

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    1. Hola Emanuel
      Me alegra que me tomes como interlocutor y podamos dar lugar a este diálogo virtual.
      En cuanto a tu posicionamiento como docente/intelectual, lo dejás claro en la "clase" que das mediante tu publicación. Yo creo que un docente/intelectual que puede producir una clase tan original y didáctica en sus ejemplos, esquemas e ideas no puede sentirse más que desafiado por las dificultades de sus alumnos a ser un mejor docente/intelectual todavía. Por ejemplo preguntandote sobre los paragüas que abren tus alumnos frente a tu discurso; preguntandote a que otro tipo de discursos no le abrirían el paraguas; re-pensando un discurso que no les resulte tan tormentoso.
      Y respecto a los lenguajes, claramente que tu preferido es el escritural, el cual manejas muy bien. Pero está bueno que te vayas animando a otros modos de pronunciarte sobre tu realidad, combinándo los lenguajes, rompiendo el encapsulamiento libresco de lo escolar y su platónica desconfianza, por ejemplo, hacia las imágenes.
      La seguimos en cualquier momento.
      Saludos

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  2. Hola Pablo, gracias por la devolución.
    Sin dudas, debo incrementar el uso de otros lenguajes. Y es interesante lo que decís sobre que debería sentirme desafiado como docente/intelectual ante las dificultades (o el desinterés) que puedan tener los alumnos; lo veo en algún punto de esa manera, pero intentaré mirarlo más de esa manera.
    Saludos

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  3. Gracias Emanuel por tu clase... me parecio genial...
    considero que como docentes es fundamental AYUDARLOS A PENSAR... jovenes que no crean en todo los que LES DICEN... ESCUCHAN... LEEN... en los diferentes medios de comunicación sino que se animen a indagar, a cuestionar... a investigar... creo que eso es una de las tareas que DEBEMOS cumplir como docentes.
    docente/intelectual: es importante capacitandonos siempre, porque asi como esta materia nos animo a utilizar las nuevas herramientas tecnologicas... de la misma forma debemos continuar aprendiendo para poder armar la clase de otra forma... que este al nivel de las demandas de los jovenes con quienes nos encontramos a diario.
    Nuevamente gracias, Virginia.

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